Seguro que todos en algún momento (más bien, en infinidad de momentos) hemos recibido un e-mail donde se nos ruega reenviar varias copias para conseguir algún fin altruista, como un donativo millonario para alguna obra de beneficencia, la liberación de alguna persona que ha sido encarcelada injustamente o para contribuir a la búsqueda de fulanito o fulanita de tal, desaparecido hace (días/meses/años), y de quien se adjunta una fotografía. Estos mensajes juegan siniestramente con la buena voluntad de la gente, que hace circular decenas de copias que, a través del efecto dominó, se convierten en miles y millones. Otros mensajes se aprovechan del deseo natural de muchas personas de obtener dinero fácil, prometiendo el pago de cantidades a veces enormes por el simple hecho de reenviar un e-mail que permitirá supuestamente a alguna empresa probar un programa de seguimiento de e-mail, o saber cuanta gente ha leído un mensaje en particular. Algunos mensajes promueven el miedo, y amenazan con el cierre de una cuenta de correo electrónico o de Chat, a menos que se reenvíe a todas las personas en su lista de contactos.
La mayoría de estas cartas están basadas en lo que se conoce como Leyendas Urbanas. Una Leyenda Urbana es una historia que, aunque sorprendente, posee un cierto grado de verosimilitud que la hace suficientemente creíble y al mismo tiempo atractiva, para que sea distribuida de boca en boca (o de e-mail en e-mail). Cuando te lleguen mensajes dudosos a tu e-mail, existe una forma interesante de averiguar si se trata de una Leyenda Urbana. Porque seamos claros, la posibilidad de que alguno sea cierto o posea fundamento, no se puede descartar. Para estar seguro entonces, puedes visitar alguna de las múltiples páginas Web que listan las más comunes Leyendas Urbanas y los e-mail más populares que se dedican a difundirlas. Te garantizo que puedes pasarte el día entero leyendo las cientos de Leyendas Populares que existen sin aburrirte un minuto. Otra forma práctica de encontrar si un e-mail es una Leyenda Urbana es tomar un trozo de texto del e-mail e introducirlo como una búsqueda en Google. Encontrarás de seguro decenas de páginas que citan el e-mail en cuestión y que explican incluso su origen.
Bueno, ya lo sabes. Está en tus manos romper la próxima cadena. No caigas en más trampas. ¡Ah! Y envía este artículo a todas las personas que conoces, para que así ellos también se liberen de las cadenas del e-mail. Si no lo haces, te saldrán verrugas en las plantas de los pies y nunca ganarás la lotería ;-).
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miércoles, agosto 23, 2006
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